Me gustan las danesas |
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Me gustan las danesas

Me gustan las danesas

Lo reconozco: realmente, lo que siento cada vez que las veo es envidia; mujeres con hijos pequeños que llegan a primera ministra perteneciendo a partidos minoritarios, policías que no dudan en ponerle una queja a su compañero por mala praxis, políticos que van a trabajar en bicicleta, ruedas de prensa donde se admiten preguntas… Es verdad que no deja de ser ficción televisiva, pero se puede “oler” el ambiente al que pertenecen. Y, claro, las comparaciones son odiosas.

 

Mi primera vez con una danesa fue Bron/Broen (posteriormente adaptada al mercado estadounidense con el título The Bridge). Prometían asesino en serie “en condiciones” y aire nórdico… ¿quién puede resistirse a eso? Y de nuevo pasa “casi” como en True Detective, es decir, la eterna relación entre los personajes hace sombra a la que se presupone que es la trama principal. Un puente fronterizo entre Dinamarca y Suecia, un cadáver en el punto medio y dos detectives (hombre y mujer) de dos países diferentes condenados a entenderse. Aquí mi primera sorpresa: ella le pone una queja a él por no ser todo lo riguroso que debería en su trabajo… Qué cosas tienen estos daneses.

 

Ya puestos con el acento danés (benditos subtítulos), me paso a Borgen (esta de momento no la han adaptado al mercado americano, pero todo llegará). Una mujer con niños pequeños, líder de un partido minoritario (sí, han leído bien: mujer + niños pequeños + líder), logra ser primera ministra. La serie se centra en las tramas de la política de primer nivel y del periodismo; es verdad que no hay asesino en serie, pero me gusta mucho. Aquí mi segunda sorpresa: políticos que contestan a los medios, que van a trabajar en bicicleta, que piensan en el bien común de su pueblo… Qué cosas tienen estos daneses.

 

La otra que terminó por convencerme fue Forbrydelsen (y sí, lo confirmo: los americanos hicieron su remake: The Killing, copiando la serie plano a plano y estropeando el final). De nuevo tenemos policías, esta vez, en una trama ambientada en Copenhague que gira en torno a la investigación policial por parte de Sarah Lund de diferentes casos de asesinato. Cada temporada (consta de tres) investiga un caso diferente, cuyo transcurso es narrado en episodios de una hora donde cada uno cubre un día de la investigación. La primera temporada es muy buena, la segunda baja bastante el nivel, pero la tercera remonta y acaba de un modo magistral. Y esta vez me pregunto: si Dinamarca es un país pequeño, ¿por qué en España no somos capaces de hacer alguna serie de calidad? Apostar por guiones atrevidos e historias diferentes, mimadas, bien contadas… Salvo de esta quema pública a Crematorio y ¿Qué fue de Jorge Sanz?, dos apuestas de Canal+ que demostraron que hace falta poco (o mucho, depende de cómo se mire) para triunfar: arriesgarse y dejar de minusvalorar al espectador.

 

Ya ven, la directora de la revista* me ha dejado el micrófono un minuto para hablar de series y ya no lo suelto.

 

*Artículo publicado por Patricia Portela en la revista trimestral Infobibliotecas / Nº9 – JULIO / SEPTIEMBRE 2014